Basado en la condición del Arte como una línea continua a través de la Historia, lo que busca Miradas Cruzadas es una interacción entre ambas instituciones que haga dialogar los diferentes períodos artísticos que recogen uno y otro museo, y sus colecciones permanentes, según explican Antonio Dávila, director de Santa Cruz, y Rafael Sierra, director de CORPO.
Este primer ensayo de interacción versa sobre el retrato. Santa Cruz cede temporalmente a CORPO el retablo Apostolado, atribuido a Nicolás Francés, uno de los máximos representantes españoles del gótico internacional. La obra está fechada en el segundo tercio del siglo XV y se compone de doce tablillas de chopo italiano pintadas al temple de óleo, cola y dorado al bol, y reproduce cada una de ellas, sobre fondo dorado, la imagen de un apóstol con sus atributos simbólicos. CORPO presta al museo de Santa Cruz dos óleos y un dibujo destacado de la sala o exposición permanente dedicada a los Retratos imaginarios de Pierre-Louis Flouquet, artista franco-belga que entre los años 1927-1931 dedicó su actividad a reproducir tipologías humanas, exagerando sus muecas y defectos, lo que constituyó todo un estudio sociológico de la época. Las tres obras de Flouquet se exhiben en el crucero inferior de Santa Cruz, en diálogo con otros retratos y piezas históricas de la colección permanente de este museo. El retablo de Francés ocupa el lugar central en la sala consagrada al artista de vanguardia en la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha.
ante la estatua yacente de D. Diego López de Toledo (s. XVI).
De Nicolás Francés, pintor y miniaturista, se tienen noticias entre 1434 y 1468, fecha de su muerte; nada se sabe de su formación ni de cuándo y por qué llegó a León, donde vivió y trabajó como maestro el resto de su vida. De origen seguramente francés por sus apelativos (Francés o El maestro borgoñón), aunque en los documentos figura como Maestre Nicolás, estuvo estrechamente ligado como maestro mayor a la catedral de León, cuya construcción hizo de esta ciudad un importante centro artístico. Gran parte de su obra se ha perdido y apenas este conjunto de santos está documentado, mientras las demás obras conservadas han sido atribuidas a él por razones de estilo. El Museo del Prado conserva otra pieza monumental, el Retablo de la vida de la Virgen y de San Francisco.
El estilo gótico internacional se desarrolla en pleno siglo XV en Flandes, Francia, Borgoña y buena parte de Centroeuropa, coincidiendo con los albores del Renacimiento. Es dinámico y narrativo, y se caracteriza por la observación del natural y el gusto de dar color a las escenas con anécdotas; de un realismo nórdico que puede llegar a ser exagerado y caricaturesco, especialmente en la representación de determinados tipos como sayones y malvados, plasmando estereotipos y prejuicios sobre el Otro –un ejemplo destacado en este sentido son las representaciones de judíos– que combinan con la elegancia de figuras y atavíos, característica también de este estilo.
Apostolado, retablo atribuido a Nicolás Francés, siglo XV, en la sala dedicada a los retratos de Pierre-Louis Flouquet en CORPO.
Pierre-Louis Flouquet. Retratos imaginarios, el título que CORPO ha dado a la exposición permanente a la que pertenecen los tres retratos cedidos a Santa Cruz, es un claro e intencionado oxímoron, dado que un retrato es por definición copia y representación de un rostro real y existente, es decir lo contrario a imaginario. Se quiere con ello resaltar la fuerte impresión de realidad e individualidad de los dibujos, pese a su deformación y condición imaginaria. Un gusto por representar y exagerar lo grotesco que encontramos ya en los célebres dibujos de Leonardo de finales del XV, una tendencia antes mostrada por renacentistas flamencos como Durero, Brueghel el Viejo, Cranach, Holbein y, previamente, el Bosco, pero que no constituye categoría estética hasta finales del siglo XVIII, con hitos como Hogarth y Goya. Es a principios del XX cuando el uso crítico y satírico del rostro humano deformado por los vicios hace eclosión en el expresionismo, en la obra de artistas como James Ensor y George Grosz, obras coetáneas y paralelas a los retratos de Flouquet, que acentúan en los rostros aquellos rasgos que el nazismo detestaba por considerarlos impurezas raciales.
La proximidad física de Santa Cruz y CORPO, así como la Historia que a lo largo de siglos ha unido ambos conjuntos arquitectónicos, el antiguo hospital y el complejo palatino devenido en santuario calatravo y posteriormente convento de Santa Fe, sugiere o demanda que la relación entre ambas instituciones, hoy consagradas al arte y dependientes de la consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Castilla-La Mancha, sea estrecha y productiva. El objetivo último sería hacer de ambos una suerte de Isla del Arte, al modo en que otras ciudades aglutinan en un área próxima sus distintos centros artísticos expositivos, como es el caso del Paseo del Arte en Madrid o la Isla de los Museos en torno al río Spree en Berlín.
En esta senda, Miradas Cruzadas contempla intercambios puntuales y periódicos hasta llegar a la celebración de una gran exposición que muestre al público cómo ha devenido y evolucionado esa línea continua que es la Historia del Arte, cuyos géneros se repiten desde la prehistoria hasta hoy mismo. El retrato, el paisaje, los bodegones, naturalezas muertas, vanitas, marinas, escenas ciudadanas o campestres, etcétera, han sido y seguirán siendo temáticas reiteradas a lo largo de todas las escuelas y estilos artísticos habidos en el tiempo. La conclusión de este proyecto sería cómo la interacción del Museo de Santa Cruz y CORPO, físicamente contiguos, históricamente hermanados, puede incidir en la idea de continuidad y evolución de la Historia del Arte, acotada en períodos para facilitar su estudio, que de este modo ofrecería al público una visión mucho más amplia.