Se trata del primer trecho de una muestra cuyo objetivo es dar a conocer al completo esta colección que reúne a 137 ilustradores y que se irá renovando a lo largo de los meses, ya que unos ejemplares serán sustituidos por otros con el fin de acabar exhibiendo al completo unos fondos que demuestran que, en el terreno de la edición, España no estuvo al margen de los movimientos internacionales de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX; que artistas y editores se confabularon en la búsqueda de bellos, originales y rompedores diseños para incitar a la lectura.
Diálogo, complicidad, afinidad, son palabras que definen muy bien el sentido de esta exposición, la primera coral que se organiza en un museo donde los movimientos de vanguardia son los grandes protagonistas y que dedica atención, no sólo a la pintura y la fotografía, sino también al diseño y las artes aplicadas. El tiempo histórico, con sus aires de transformación y ruptura con lo anterior, une a muchos de los artistas presentes en CORPO con los creadores de las cubiertas de la Colección García Medina. Sin ir más lejos, los originales y alucinados rostros de Flouquet fueron realizados en las mismas fechas en las que se publicaron los libros que ahora se exhiben.
La colección, que es en sí un corpus único y de muy alto valor, es solo comparable a las ya existentes en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en la Biblioteca Nacional. Las piezas donadas son de gran interés documental dado que rescatan del olvido la obra gráfica de las vanguardias españolas, que si bien estuvieron a la altura y crearon al compás de lo que sucedía en el resto de Europa, se vieron abruptamente truncadas y silenciadas por el estallido de la Guerra Civil y el consecuente ostracismo del régimen franquista. Y así lo resalta el director artístico de CORPO, Rafael Sierra: “Esta extraordinaria colección viene a demostrar que la vanguardia española previa a la guerra estuvo muy conectada con las demás vanguardias europeas”.
Quiere además puntualizar Sierra lo oportuno de esta donación, que aporta a CORPO una importante muestra del arte español, complementando la obra de las vanguardias históricas europeas que constituyen el nudo gordiano de la Colección Roberto Polo, e incidiendo en uno de sus más singulares aspectos: los orígenes del diseño o del concepto de arte total que tiene lugar en Europa en la última década del siglo XIX.
La colección García Medina, que en declaraciones de su artífice “quiere además celebrar la encomiable labor de editores y artistas para el fomento de la cultura en un país que padecía un elevadísimo índice de analfabetismo”, tiene su raíz en una pasión por los libros que es algo así como el ADN de su familia materna. Todo nace de la significativa biblioteca que el abuelo de Alicia había reunido en su casa de Madrid y que, en medio del asedio bélico a la capital, él mismo trasladó a la casa familiar en Cuenca. Terminada la guerra, nunca me supo ni se preguntó cómo había desaparecido: tiempo de silencio; cualquier inquisitoria ponía en peligro no solo los lazos afectivos sino la seguridad de la familia.
Pero la biblioteca no murió en la memoria de la madre de Alicia, que inculcó a su hija el amor por los libros y le habló profusamente de aquellos ejemplares maravillosamente ilustrados en sus portadas con auténticas obras de arte. Despierta así en la hija un afán coleccionista por recuperar aquellos títulos, una vocación que le lleva de sus estudios en Psicología al doctorado en Historia del Arte y una oposición al Cuerpo de Bibliotecarios del Estado. La pasión de Alicia García Medina se nutrió en la trastienda oculta de librerías como Fuentetaja, y en las librerías de viejo de Madrid fundamentalmente, hasta llegar a constituir este valioso corpus que ahora dona a la Junta de Castilla-La Mancha, convencida de que es el correlato perfecto a las vanguardias que se exponen en su Centro de Arte Moderno y Contemporáneo, CORPO.
No solo las fechas de creación y las escuelas artísticas vinculan las piezas ahora donadas con las ya existentes en sus dos sedes museísticas (Toledo y Cuenca), sino y sobre todo es interesante la concomitancia de las temáticas abordadas por los artistas a uno y otro lado de la frontera pirenaica.
Josep Renau, Ramón Puyol, Francisco Bores, Manuel Benet, Rafael de Penagos, Santiago Pelegrín, Luis Bagaría, Salvador Bartolozzi, Francisco Rivero Gil, Alfonso Ponce de León, Francisco Mateos y Carlos Maside, entre muchos otros, conforman el plantel de diseñadores españoles de la colección, sin olvidar al escultor toledano Alberto Sánchez, del que se muestran dos significativas cubiertas para obras de Alicio Garcitoral en su espacio propio en la que fuera la sacristía de la antigua iglesia del Convento de Santa Fe. Junto a ellos, destacados diseñadores de otras nacionalidades como John Heartfield, Mauricio Amster, Mariano Rawicz y László Moholy-Nagy, este último presente en el elenco de artistas de CORPO.
Hay cubiertas de autoría desconocida; un detalle a tener en cuenta, y no puede dejar de mencionarse la escasa presencia de las mujeres dentro de una colección tan variada. Son pocas, apenas cuatro: Manuela Ballester, María Gallastegui, Ángeles Torner Cervera y Maggy Monier, cuatro nombres que han dejado su huella en el panorama español de la ilustración de cubiertas. La primera de ellas, pareja de Josep Renau, firmaba como Manolita y ganó un concurso, convocado en 1930 por la editorial Cenit, para ilustrar la cubierta de Babbit, obra del escritor nortemericano Harry Sinclair Lewis, Premio Nobel de Literatura en 1930. La segunda (utilizó el nombre de María hasta después de la Guerra Civil y posteriormente se decantó por Pilar o María Pilar), provenía de una familia de grabadores cuya tradición continuó. Ángeles Torner Cervera destacó principalmente como ilustradora de revistas femeninas y Maggy Monier, pintora e ilustradora francesa, realizó obras de estilo Art Decó y expuso en el Salón de los Independientes en 1927.
Exaltación de la velocidad
Victor Servranckx, “Sin título”, 1918.
Ilustración de autor anónimo, 1930.
A la izquierda, Victor Servranckx, “Sin título”, 1918. Dcha., ilustración de autor anónimo, 1930.
La arquitectura mira al cielo
Edmond Van Dooren, “Impression de ville, Londres”, 1919.
Ilustración de Rvero Gil de 1934.
A la izquierda, Edmond Van Dooren, “Impression de ville, Londres”, 1919. A su derecha, ilustración de Rvero Gil de 1934.
Derechos sociales
La sociedad española reclama en las primeras décadas del siglo XX profundos cambios estructurales para responder a las necesidades reales de la vida contemporánea, al igual que sucedía en los países de su entorno. Estos cambios son refrendados por leyes como la igualdad de derechos de la mujer frente al hombre, el derecho al voto femenino o la ley del divorcio. Por primera vez se tratan abiertamente cuestiones referidas al amor libre, a la eutanasia, a la homosexualidad o a la transexualidad. Mauricio Amster, Manuel Benet, Cataluña y Demetrio abordan la representación de estos temas con diseños audaces. Las vanguardias europeas tampoco son en absoluto ajenas a los cambios sociales que agitaban el mundo occidental. Grandes revoluciones que a veces se abordan de manera no explicita. Una de las salas de CORPO en Toledo se consagra sin embargo a la obra eminente y abiertamente social del artista belga Roger Van Gindertael.
A la izquierda, Roger Van Gindertael, “L’usine”, 1930. Dcha., ilustración de Ramón Puyol, 1931.
La figura humana
La vanguardia rompe con la visión tradicional de la figura humana y se constituye en fuente de experimentación para la creación de nuevas imágenes dentro de los diferentes movimientos artísticos. Podríamos decir que los artistas practican tantas variedades de cuerpo humano como escuelas abrazan, del expresionismo al realismo soviético, el cubismo, surrealismo, dadaísmo e incluso el constructivismo, como se aprecia en la escultura de madera de Georges Vantongerloo de 1917 que se expone Toledo, el tan cubista bailarín de El Tango que Marthe Donas dibujaría para la portada de la revista Der Sturm, o en la efigie dadaísta de Paul Joostens, circa 1936, igualmente expuestas estas últimas en Toledo. Y lo mismo sucede con las ilustraciones de gran parte de las portadas de la colección Libros con Arte, que reproducen tantas figuras humanas como estilos artísticos se practicaban entonces.
Ilustración de Puyol para un libro del novelista austríaco Joseph Roth, 1930.
A la izquierda, Georges Vantongerloo, “Construction”, c.1917. Dcha, ilustración de Puyol para un libro del novelista austríaco Joseph Roth, 1930.
La fuerza expresiva de rostros y manos
Para los artistas de vanguardia deja de tener importancia la imagen fidedigna de aquel a quien retratan. Los rostros que se presentan en las diferentes cubiertas de estos libros son un crisol de la evolución y consolidación de los movimientos vanguardistas en nuestro país. Del mismo modo que las manos, que son empleadas en los retratos por su enorme fuerza expresiva de sentimientos y actitudes como la codicia, la paciencia, la opresión, la violencia. Un ejemplo curioso es el rostro que dibuja V.L. Campo sirviéndose de formas geométricas muy elementales en blanco y negro: unos ojos le bastan para retratar al personaje. Más llamativo si cabe, el paralelismo de esta composición con los assemblages de Marthe Donas sobre el rostro y la figura humana que pueden verse en la sala que en Toledo se dedica a la gran pionera belga, o la fuerte expresión de las manos de Charlotte Kaprolat en el retrato que de ella realiza Hermann Max Pechstein en 1909.
Georges Tesson, “Tête”, c. 1919.
Ilustración de Ramón Puyol, 1930.
A la izquierda, Georges Tesson, “Tête”, c. 1919. Dcha., ilustración de Ramón Puyol, 1930.
Fotografía, fotomontaje, collage y assamblage
La irrupción de la fotografía permite la representación de la realidad de forma fiel, por ello su primera función fue documental. Pronto los artistas descubren que la técnica implica una serie de valores plásticos que la convierten en un nuevo e importante lenguaje. En el empleo de la fotografía como medio de expresión artística confluyen diversos movimientos de vanguardia como el surrealismo, el dadaísmo, la nueva objetividad y el constructivismo. Algunas cubiertas, como las que aquí se presentan, están compuestas por fotogramas de las películas a las que alude el libro, con lo cual se crea un círculo de retroalimentación entre el libro, el cine y la fotografía. El fotomontaje, paralelo al assamblage y el collage, es profusamente utilizado por los vanguardistas rusos y por los artistas alemanes con finalidades bien distintas: los primeros para mostrar los logros de la Revolución Rusa y los segundos para denunciar el surgimiento del nazismo. En España también se utiliza con una clara finalidad de propaganda política y de denuncia social. La colección Libros con Arte cuenta con aportaciones tan significativas como las de Manuel Benet, Santiago Pelegrín, Josep Renau, Mauricio Amster, Mariano Rawicz, John Heartfield o Lázló Moholy-Nagy.
Marthe Donas, “Adam et Eve”, 1927.
Ilustración de Santiago Pelegrín, 1930.
Izquierda, Marthe Donas, “Adam et Eve”, 1927. Dcha., ilustración de Santiago Pelegrín, 1930.
Revolución tipográfica
Los colectivos o escuelas de vanguardia que contribuyen de manera esencial a la renovación tipográfica son el holandés De Stijl y la Bauhaus alemana, que aspiran a la integración de todas las artes y la artesanía. Las vanguardias se propusieron redefinir y simplificar el alfabeto. En las décadas de 1920 y1930, numerosas revistas europeas experimentaron con combinaciones de letras y formas geométricas y se desarrollaron diversas tipografías de “palo seco”, letras sin remates y otros ornamentos, y aspecto sencillo y funcional. El propósito de esta innovadora tipografía era representar un nuevo mundo, una sociedad que avanzaba hacia la igualdad social y la integración del arte en la sociedad. Como tal, la tipografía está también patente en algunas de las obras que componen los fondos de CORPO, con menor visibilidad que en las cubiertas, obviamente, pero incluso constituyendo el motivo en sí de la obra, como es el caso de las dos piezas de Gustav Klucis que ese encuentran en la sede de Cuenca.
Gustavs Klucis, “Revolution Electrification”, 1922.
Ilustración de Jacinto, 1931.
Izquierda, Gustavs Klucis, “Revolution Electrification”, 1922. Dcha., ilustración de Jacinto, 1931.
Temáticas y estilos, colores y líneas en las portadas de esta excelsa colección de libros, en las que el espectador sin duda encontrará un bello reflejo de las obras de la Colección Roberto Polo.